Aunque habían transcurrido 17 años desde la fecha de la Expulsión, el proceso a Álvaro de Córdoba, morisco de los que permanecieron en Granada nos muestra un morisco poco amigo de esconderse y menos ante los inquisidores. En 1626, a sus 21 años, es escribano y jurado nada menos que en Granada, lo que junto a su forma de tratar a la Inquisición, nos describe un conciencia bastante alta de su propia posición social, poco esperable en los moriscos que se quedaron.
Balcón de los pintores, Granada.
» LLegando a la tabla donde se reparte la carne a los señores inquisidores y oficiales de esta Inquisición y estando el carnicero dando a los criados de cada uno, llegó el reo con alguna arrogancia y pidió que le diesen cierta cantidad de carne… y habiéndole respondido el carnicero que estaba dando a los señores de la Inquisición a lo cual el reo dijo que estando el allí presente ha de ser el primero y no ha de ser
Casa de las antiguas carnicerías de Baza
sólo hoy sino de hoy en adelante estando yo aquí asimismo…en otra ocasión tratando mal a un familiar de palabra y de obra le dijo el familiar que no le tratase así pues era familiar el Santo Oficio a que respondió el reo » pues por eso le trato así y trataré a cuantos familiares pudiere y que ningún familiar se le había escapado y que le llevasen preso.»