Lomas Cortes, Manuel: » La permanencia morisca en la Ribera Baja del Ebro tras la expulsión de 1610″.Pag. 509
Esteban Curto, llamado el Mayor, tenía dos hijos, el uno casado con una cristiana vieja hija de un soldado en Flandes y la otra con uno de los hermanos Pino arriba citados. Devoto de La Virgen del Rosario, poseía bulas de la Cruzada, iba a misa los días de hacienda, visitaba los altares, ofrecía en la misa conventual para ganar indulgencias, acompañaba el viático, asistía a todas las procesiones y entierros con el rosario en la mano,cumplía con las mandas pías de sus antepasados, se le había visto comer tocino y beber vino y era padrino de bautismo y confirmación de algunos cristianos viejos.
Calle Vilanova de Tortosa
En su casa tenía una figura de Jesucristo y diferentes representaciones de santos. Era miembro de las cofradías de Santa Ana y Santiago y, en la parroquia homónima (radicada en Vilanova), además de consejero había sido mayordomo y sacristán, nada de extrañar si se tiene en cuenta que también estaba admitido en los oficios públicos del gobierno de Tortosa, del que era consejero y había sido en una ocasión contador. Huelga decir que nunca había sido penitenciado.
Necrópolis musulmana en Tortosa
Otro Esteban Curto, apodado el Menor, labrador de oficio, era el escribano y administrador de las pecunias de la cofradía de Santa Ana, había sido mayoral tanto de ésta como de la de Santiago y pertenecía incluso a una tercera, la de la Concepción de Nuestra Señora. Era normal verle entregando limosnas en misa “porque Dios le acudiese”, era mayordomo de la iglesia de Santiago, se decía que era “muy leydo en libros de devoción del Rosario y de la vida de san Vicente Ferrer” y hacía años que vivía fuera de Vilanova, en concreto en la cercana huerta de Pimpi.
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