Maria de Montemayor, morisca granadina deportada a la localidad soriana de Arcos de Jalón, fué procesada por el Tribunal del Santo Oficio de la Inquisición de Cuenca en 1575. Se la acusaba de haber amortajado a una pariente suya «a la manera en que amortajaban las cristianas nuevas, envuelta en lienzo nuevo, compuestas y ataviadas con las mejores y mas preciosas joyas que tienen…savana de lino nueva, con camisa nueva, toca y cofia labrada, poniéndole en los dedos anillos y una sartica de corales y otras joyas, los brazos tendidos y no en cruz ni otra señal de cruz como los fieles cristianos suelen poner.»
GARCIA ARENAL, Mercedes: «Inquisición y moriscos.Los procesos del tribunal de Cuenca».Ed. SXXI.Madrid,1978.
COMENTARIO DEL AUTOR:
Los moriscos fueron perseguidos en numerosas ocasiones por la Inquisición, acusados de llevar a cabo acciones islamizantes en su vida cotidiana.Sin embargo, como ocurre con María de Montemayor, parte de los actos de los que se les acusa y por los que se les condena, resultan no ser precisamente procedentes de la ortodoxia islámica, sino rituales muy anteriores a la propia presencia cristiana e islámica en la Península .Seguramente, la morisca, al aderezar con joyas el cuerpo de la difunta, no hace mas que continuar una tradición de siglos que se remonta a los rituales paganos previos o contemporáneos a la romanización.
El Islam rechaza los enterramientos con joyas y otros aderezos, pues el difunto debe esperar el día del Juicio de Allah,lavado y purificado, dignificado, pero desnudo de todo ornamento mundano. Lo mismo ocurría con la costumbre pagana que siguen algunos moriscos de «echar en las sepulturas pasas e higos y otras cosas de comer», con la cual se pretendía en la antigüedad pagana que el difunto tuviera alimentos «para el camino al Mas Allá». El mismo sentido tenía colocar una moneda en la mano o en la boca del difunto,lo que se hacía para «pagar el viaje » o cruzar el río que separaba el ,mundo de los vivos del de los muertos. Los Inquisidores pretendían que esta era otra costumbre de moros y como tal la reprimían y castigaban, cuando con seguridad eran costumbre seculares que practicaban los propios cristianos viejos convecinos de los moriscos.
Se puede extraer una conclusión de la permanencia de estas prácticas preislámicas en aspectos de la vida tan trascendentales y es que, contra lo que la propaganda de la época y contra lo que luego se ha repetido hasta la saciedad en años posteriores hasta nuestros días, la mayoría de moriscos españoles eran descendientes directos de las poblaciones prerromanas de la Península que fueron adoptando la religión islámica y no «invasores moros» que usurparon las tierras y ciudades que no les pertenecían.